
Migrar no es empezar de cero. Migrar es atravesar una ruptura profunda que transforma la identidad, reconfigura el cuerpo y moldea la mente en silencio. A diez años de haber tenido que emigrar, finalmente pude nombrar algo que había vivido sin comprender: yo migré con trauma. Viví una década con trauma sin saberlo. Y como yo, estamos millones.
Este texto no busca ser únicamente un testimonio personal. Aspira a ser una guía educativa, humana y fundamentada en evidencia psicológica—especialmente en las investigaciones y entrevistas de psicólogos venezolanos que analizan el impacto emocional y neurobiológico de la migración forzada. Porque para sanar, primero necesitamos entender.
1. ¿Qué es el trauma migratorio? Una explicación clara y humana
El trauma no es solo lo que ocurre afuera, sino lo que sucede dentro del cuerpo cuando este interpreta una situación como una amenaza que no puede controlar. En la migración forzada, esta sensación de peligro se mantiene por meses o incluso años.
La psicóloga Vivian Khedari explica que la migración venezolana activa las mismas respuestas neurobiológicas que un accidente grave o una amenaza directa a la vida.¹ La pérdida del país, la ruptura del hogar, la incertidumbre legal, la inseguridad, la represión política, la inestabilidad económica y el abandono de la profesión y de la vida construida no son experiencias de “estrés normal”: constituyen trauma complejo. Según Khedari, este trauma se profundiza porque la persona migrante vive “en alerta constante, sin saber qué va a pasar”, lo que altera profundamente la regulación emocional.²
Para millones de venezolanos, migrar no fue una elección. Fue una respuesta de supervivencia.
2. ¿Por qué tantos migrantes venezolanos no saben que están traumatizados?
Porque el trauma no siempre se siente como dolor. Muchas veces se manifiesta como desconexión.
Khedari explica que cuando el cerebro está expuesto a peligro continuo, puede “apagar” emociones para permitir que la persona funcione.² Esto explica por qué muchos migrantes parecen fuertes, calmados o adaptados, cuando en realidad están desconectados de sí mismos.
El Dr. David Ephraim señala que el trauma suele expresarse en dos polos: recuerdos intrusivos o evitación total.³ En mi caso, sin saberlo, elegí la evitación total. Durante años me mantuve lejos de espacios venezolanos porque eran un espejo del país perdido, del duelo no procesado, del idioma emocional que había dejado suspendido y de una historia que aún dolía demasiado.
Esta distancia no era indiferencia. Era supervivencia emocional. Como explica Ephraim, cuando el sistema nervioso siente que recordar es demasiado peligroso, elige evitar.⁴ Eso fue exactamente lo que hice sin comprenderlo.
3. El trauma no aparece cuando migramos, sino cuando el cuerpo por fin siente que está a salvo
Muchos migrantes creen que ya “pasaron la página”, hasta que el cuerpo demuestra lo contrario. Ephraim explica que los síntomas del trauma suelen aparecer años después, cuando por primera vez existe una sensación de estabilidad.⁴
Por eso tantos venezolanos comienzan a quebrarse emocionalmente después de cinco, ocho o diez años. De pronto lloran sin explicación, sienten una nostalgia insoportable, les duele ver un video de Caracas, se irritan sin razón, sienten vacío o desconexión. No es regresión. Es el trauma saliendo a la superficie una vez que el cuerpo percibe que ya no está en peligro.
El sistema nervioso, ahora con espacio para sentir, comienza a procesar aquello que tuvo que silenciar durante años.
4. La sanación ocurre en comunidad: lo que viví al reencontrarme con venezolanos
Este año, por actividades de mis hijos, empecé a reunirme con padres venezolanos en Doral. Lo inesperado fue lo que sentí: alivio. Volví a escuchar mi propio acento, mis modismos, mis ritmos afectivos. Pude hablar sin traducirme cultural y emocionalmente. Pude ser yo misma. Esa sensación de reconocimiento inmediato fue profundamente sanadora.
Fue un reencuentro con mi propio lenguaje emocional, uno que había suprimido por una década.
La psicóloga Edith Shiro explica que la sanación ocurre en los encuentros: una mirada, un abrazo, un “a mí también me pasó”.⁵ Carolina Izquiel añade que los venezolanos llegan al mundo con fortalezas afectivas extraordinarias—esperanza, propósito, vínculos sólidos—que protegen la salud mental.⁶ Y Julieta Casó señala que donde llega un venezolano, llega un ambiente emocional positivo.⁷
Lo que viví no fue casualidad. Fue sanación cultural. Pensé que reencontrarme con venezolanos reabriría una herida; en cambio, me permitió verla con claridad y empezar a curarla.
5. Las pérdidas invisibles del migrante: el duelo migratorio explicado
Migrar implica un tipo de duelo muy complejo, uno que no siempre es evidente porque no tiene rituales ni ceremonias. Se pierden el hogar, las redes afectivas, la identidad profesional, los lugares significativos, el idioma emocional, el estatus y la historia compartida.
La psicóloga Karen Garber denomina esto “duelo silencioso”.⁸ Estas pérdidas invisibles transforman la identidad y la forma en que la persona migrante se relaciona consigo misma y con sus hijos. No se entierran, no se cierran y no se despiden. Por eso duelen tanto y durante tanto tiempo.
Muchos venezolanos cargan esta tristeza sin saber de dónde viene.
6. ¿Qué pasaría si nos obligaran a volver a Venezuela? La psicología del retorno forzado
Este punto es crucial. El retorno forzado no es regresar. Es revivir el trauma.
Ephraim lo explica con claridad: volver a las condiciones que generaron el trauma reactiva toda la respuesta traumática.⁹ Incluso la amenaza de deportación produce la misma reacción neurobiológica de peligro, porque, como señala Khedari, “la anticipación de una amenaza produce la misma reacción cerebral que el evento real”.¹⁰
El psicólogo Martín La Roche añade que la estabilidad legal, laboral y comunitaria es fundamental para la salud mental del migrante: políticas que amenazan esa estabilidad afectan directamente su bienestar emocional.¹¹
Además, el país que dejamos hace años ya no existe. Como dice Casó, lo que queda es la memoria del hogar, no el país actual.¹²
Volver obligados sería un segundo exilio. Un desarraigo repetido. Una herida abierta otra vez.
7. ¿Cómo empezamos a sanar? Una visión basada en evidencia
La sanación del trauma migratorio no es lineal ni inmediata. Los expertos coinciden en que se construye a través de la conexión comunitaria, la psicoeducación, la reconstrucción de vínculos, el permiso para sentir y la narración de la experiencia.
Shiro enfatiza el valor de compartir en comunidad.⁵
Khedari subraya la importancia de entender lo que nos pasa.¹
La Roche destaca cómo los vínculos sociales actúan como protección.¹¹
Ephraim recuerda que el trauma no se supera: se procesa.⁴
Contar nuestra historia es parte esencial de ese proceso.
8. Cierro con esto: migrar me salvó, pero también me rompió
Hoy, diez años después, puedo reconocerlo: viví con trauma sin saberlo. Pero también puedo decir que estoy sanando. Mi voz está regresando. Mi identidad se está integrando. Mi comunidad está reapareciendo. Y mi dolor finalmente tiene nombre.
Migrar me salvó. Pero estar viva no es lo mismo que estar entera. Sanar es el paso siguiente.
Sanar no es olvidar a Venezuela. Es integrar quién era allá con quién soy aquí. Es reconocer que la fortaleza también puede llorar. Es aceptar que el trauma no es debilidad, sino humanidad.
Este texto es para ti, migrante venezolano.
Para que entiendas que lo que sientes no es exageración, ni drama, ni ingratitud.
Es trauma. Es humano. Y sí, puede sanar.
Juntos.
Referencias
(Todas provenientes del website Ida y Vuelta)
- Vivian Khedari, La comprensión del trauma para poblaciones en crisis: conversación con la Dra. Vivian Khedari, https://www.idayvueltareacin.org/general-6-1 (last visited Nov. 20, 2025).
- Id.
- David Ephraim, La evaluación del trauma: conversación con el Dr. David Ephraim, https://www.idayvueltareacin.org/general-6-1 (last visited Nov. 20, 2025).
- Id.
- Edith Shiro, Crecimiento postraumático: conversación con Edith Shiro, https://www.idayvueltareacin.org/general-6-1 (last visited Nov. 20, 2025).
- Carolina Izquiel, Las fortalezas del migrante: conversación con Carolina Izquiel, https://www.idayvueltareacin.org/general-6-1 (last visited Nov. 20, 2025).
- Julieta Casó, Distinto pero no ajeno: conversación con Julieta Casó, https://www.idayvueltareacin.org/general-6-1 (last visited Nov. 20, 2025).
- Karen Garber, Fantasmas en la cuna: conversación con Karen Garber, https://www.idayvueltareacin.org/general-6-1 (last visited Nov. 20, 2025).
- Ephraim, supra note 3.
- Khedari, supra note 1.
- Martín La Roche, Consideraciones sobre el trauma migratorio y cómo atenderlo: conversación con Martín La Roche, https://www.idayvueltareacin.org/general-6-1 (last visited Nov. 20, 2025).
- Casó, supra note 7.

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